Español y yo
Esto es una actividad de lectura y expresión oral recomendada desde el nivel B1.
Lee el texto y luego contesta la pregunta:
Mi historia con español dura ya más de la mitad de mi vida.
La primera vez que me interesé por español fue gracias a una serie sobre una academia de danza y música en Madrid. En esa época yo iba a la primaria, entrenaba ballet, tocaba el piano y soñaba con estudiar algún día en una escuela como esa.
En 2008 estuve de excursión en Barcelona con mi clase de la secundaria y después de ese viaje un grupo de amigas decidimos inscribirnos en una academia de idiomas en mi ciudad. Me gustaba mucho ir a clases de español allí porque mi profesora era la madre de una de mis amigas, el grupo era pequeño y todo era muy relajado. Recuerdo que siempre se escuchaba música española de fondo.
Cuando tenía que elegir la carrera, sabía que quería estudiar alguna lengua. Me gustaba mucho serbio, pero quería estudiar alguna lengua extranjera y, como ya tenía contacto con español, opté por la carrera de Filología hispana en la Universidad de Belgrado. Durante mis estudios nunca me arrepentí, aunque tenía mis dudas. Para empezar, era bastante tímida. Los grupos eran grandes y eso realmente era malo para mí porque podía “esconderme” y no hablar mucho. También, me comparaba con otros estudiantes y estaba preocupada por no estar tan enamorada de español como algunos de ellos.
Después, por ejemplo, quería aprender a pronunciar “c” y “z” tal y como se pronuncian en el español peninsular, pero me costaba acostumbrarme y no lo hacía. No obstante, estaba contenta en general con mi elección de carrera porque se me ofrecía mucho: lengua, literatura, arte... Y sobre todo porque disfrutaba muchísimo con mi grupo de amigas con las que estudiaba.
Después de terminar el máster en mi Facultad, me enfrenté a la realidad de que no había mucho trabajo para los profesores de español. Sin embargo, creo que encontré una buena manera de coger algo de experiencia y de aprender de una forma más práctica sobre mi profesión. Durante dos años daba clases gratuitas cada sábado a los niños de la primaria a la que iba yo. Recuerdo que me gustaba esa libertad de crear yo sola mis clases. Veía bastante entusiasmo en esos niños y por eso me sentía bien. A lo mejor ellos ya no se acuerdan mucho de nuestras clases, pero yo tenía la sensación de que estaba haciendo algo importante.
A finales de 2016 la historia se vuelve más divertida. La naturaleza de mi relación con español empezó a cambiar por un español. Pasó de ser la lengua que enseñaba a ser la lengua que tenía que hablar al nivel diario. Ya no es solamente mi profesión, ahora literalmente forma parte de mi vida.
No creo que español sea el mejor idioma del mundo porque no creo que exista esa categoría. Las lenguas no son ni buenas ni malas. Dependiendo de su naturaleza y su manera de pensar, unos pueden decir que son simples herramientas para transmitir mensajes y otros que son unas maravillas.
Yo me quedaría más o menos en la mitad de ese espectro, pero me atrevería a añadir que español es una lengua en la que se puede querer, llorar, cantar, celebrar, enfadar y alegrar maravillosamente.
¿Cómo y cuándo empezó tu relación con español?